martes, 28 de diciembre de 2010

El escritor inglés Lewis Carroll, seudónimo de Charles Ludwitge Dogson (1832 - 1898), escribió Alicia en el país de las maravillas, el hermoso cuento infantil que sigue ilusionando las mentes de muchas generaciones de niños en el mundo entero. Precisamente podemos recordar que en un pasaje del cuento, Alicia le pregunta al gato:
Minino de Cheshire, ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato.
- No me importa mucho el sitio . . . dijo Alicia.
- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato.
-. . . siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia como explicación.
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el Gato-, si caminas lo suficiente!

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Es, pues, totalmente cierto aquello de que si no se tiene definido a dónde ir es posible llegar a cualquier parte. Y podríamos preguntarnos: ¿Sería posible acaso que el capitán de un transatlántico pueda salir del puerto al mando de su nave sin tener una ruta definida de navegación? ¿Podría pensarse que el piloto de un avión comercial se dirija a un destino sin tener una hoja de vuelo definida y autorizada? Y si esto es así -y realmente es así- por qué razón alguien podría creer que es posible ir por la vida sin tener una dirección definida.

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